Manifestación de la Huelga Nacional de la Educación, el 15 de mayo, en Río de Janeiro. Foto: Medios 1508.
En el editorial de la edición 222 del AND, en el que analizamos la ofensiva de la reacción al aplicar un golpe militar preventivo ante el inevitable aumento de la protesta popular, mostramos las divergencias entre la derecha hegemónica en el Alto Comando de las Fuerzas Armadas (ACFA) y la extrema derecha, encabezada por Bolsonaro. En él indicamos que la lucha en el campo de la reacción se delineaba hacia el antagonismo:
"En la situación presente, la extrema derecha, particularmente en la figura de Bolsonaro, tiene el cargo de Presidente de la República, bases en el Senado y Cámara, apoyo popular (aunque en declive), bases de activistas fascistas civiles y en las tropas policiales y militares a lo largo del país, además de apoyo de sectores del imperialismo yanqui y del sionismo. La derecha hegemónica en las Fuerzas Armadas detenta el poder militar -tanto por fuerza de ser su Alto Comando, como por los vínculos con las clases dominantes locales y de subyugación nacional con las principales estructuras del imperialismo yanqui-, y tiene el apoyo de gran parte de las fuerzas políticas de derecha y centro en el país, además del apoyo de la mayoría de los gobiernos en el continente ".
En el espacio de un mes, el antagonismo se hizo más evidente ante la verdadera bajada en el debate público con las ofensas disparadas por el gurú bolsonarista Olavo de Carvalho, asistido por los hijos del presidente, y las respuestas de los generales.
Es importante notar que el anticomunismo de ambos lados que operan la ofensiva contrarrevolucionaria preventiva no tiene la fuerza de consolidar su unión, pues ambos buscan la dirección del proceso y la consecuente sumisión del contendiente.
Bolsonaro, desde que era candidato y no creía en su elección, levantaba la bandera de estar contra todo lo que está ahí, incluyendo el legislativo y el judicial, y calificando las elecciones como un fraude. Probablemente, articulaba un golpe de Estado, pues afirmaba que no aceptaría otro electo que no fuera él mismo. Para ello, contaba con las redes sociales montadas al estilo Trump, basadas en reproductores de fake news. También contaba como su capital los 30 años de actividad parlamentaria haciendo la defensa del régimen militar fascista y sus verdugos. Para lograr su carrera de diputado, regimentó votos en la defensa exclusiva de los intereses corporativos de las tropas de las fuerzas armadas, de la policía federal y de las policías militares, además de que siempre descaradamente defendió a las criminales "milicias" de Río de Janeiro.
Para el ACFA, la luz roja del peligro de rebelión encendió con las revueltas populares de 2013/14, que repudiaron a todos los partidos oficiales y principalmente a los del "frente popular electorero" y sus organizaciones de manipulación y empuje del pueblo. Los generales, en colusión con el Departamento de Estado de EEUU, planificaron el golpe de Estado militar contrarrevolucionario para prevenirse del levantamiento general de las masas populares y lo desataron con la Operación "Lava Jato". Para el imperialismo yanque y sus lacayos no había más que sostener y mantener el viejo orden de explotación y opresión sin restringir y centralizar al máximo el poder político en el Ejecutivo, manteniendo las demás instituciones republicanas en funcionamiento asesor y servil.
En un momento dado de la campaña electoral, teniendo el "Lava-Jato" apartado a Luiz Inacio de la disputa y la candidatura de Alckmin haciendo agua, el plan golpista conspiró para suspender las elecciones e imponer la intervención militar. El mal ejecutado atentado a Bolsonaro lo hizo víctima garantizando su elección apenas navegando en las redes sociales con sus repasadores de fakes.
Restó al ACFA empalmar el gobierno para tutelarlo, a través de la imposición de generales del "grupo de Haití" en los principales puestos de decisión del palacio de Planalto. Pero, tan pronto tomó posesión, Bolsonaro y su gurú iniciaron la reacción a esa tutela, en la disputa por la dirección del golpe por imponer su régimen militar fascista. Disputa que en estos cinco meses de gobierno sólo se agudizó.
De acuerdo con nuestro Editorial, "la ofensiva contrarrevolucionaria preventiva fue desencadenada por la necesidad urgente de enfrentar y dar solución a las tres tareas reaccionarias por la salvación y preservación del sistema de explotación y opresión semicolonial / semifeudal, en crisis de descomposición. Son las tareas de: 1) sacar al país de la crisis e impulsar su capitalismo burocrático; 2) Reestructurar el viejo Estado para imponer el régimen político correspondiente y necesario para mantener el viejo orden; y 3) Conjurar el peligro de revolución a través de la restricción máxima de la libertad de organización y manifestación de las masas, del incremento de las leyes de criminalización de la protesta popular, del endurecimiento penal y de la escalada de la acción violenta de los órganos de represión del Estado con la intervención de las Fuerzas Armadas, además de la descaracterización y demonización de las organizaciones clasistas combativas de las masas populares. Y si la Revolución se desencadena, tratar de aplastarla a hierro, sangre y fuego lo más rápido posible ".
La disputa en la cabeza de la contrarrevolución es por qué régimen establecer para llevar esas tres tareas a término. La agonía del sistema político del "toma y daca" amenaza el viejo orden, su viejo Estado y la dominación imperialista, principalmente yanqui. El ACFA quiere reformarlo dentro del orden constitucional, pero Bolsonaro está obstinado en que sólo con el régimen militar puede salvar el sistema de explotación y opresión.
Como se ve, ese antagonismo no podrá mantenerse por mucho tiempo, pero no se vislumbra solución pacífica. Es bastante improbable que el ACFA regrese sus generales palaciegos para los cuarteles. Por eso pasaron a hacer silencio ante los ataques del gurú e hijos de Bolsonaro. Pasaron a la táctica de cocinar a Bolsonaro en baño María, a fin de desgastarlo al máximo, a punto de neutralizar la mayor parte de sus bases de sustentación en los cuarteles.
Por su parte, Bolsonaro, con sus medidas demagógicas, como acabar con multas y radares de tránsito, liberar la posesión de armas, corregir el impuesto sobre la renta y cosas parecidas, intenta mantener su base con llamados populistas.
En las condiciones de la grave crisis del país, en que se delinea la inminente crisis militar con tal disputa en el seno de la reacción, lo más probable es un desenlace sangriento. Esto porque el ACFA no puede suprimir a Bolsonaro sin que se levanten fuertes reacciones en los cuarteles y tampoco Bolsonaro podrá imponer su régimen sin reacción militar.
El agravamiento de esta contradicción, aunque uno se imponga rápido sobre el otro, venza quien venza, sólo fomentará la crisis militar del viejo orden y el impulso de la situación revolucionaria del país. Las masas sólo tienen el camino de la lucha para defender sus derechos pisoteados y conquistas arrancadas con dura lucha, como la "reforma laboral", los cortes en la educación, la calamidad de la salud pública y el robo de la "reforma de la Previdencia". Y ese camino sólo puede ser el de elevar su movilización en grandes rebeliones. De la huelga general de resistencia a las batallas callejeras y de éstas a los levantamientos campesinos. Sólo la Revolución de Nueva Democracia podrá salvar el país de la ruina y dominación imperialista yanqui y construir un Brasil Nuevo, verdaderamente democrático, popular e independiente.
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